Me gustaría afirmar que el dibujo como práctica de arte contemporáneo no se encarga de usar el medio para hablar de temas actuales. Más bien, el dibujo como arte contemporáneo trata de llevar el medio hacia nuevos límites. En este sentido, generalmente las obras de arte cumplen con tres condiciones:

1) El arte siempre trata sobre algo. En “Métodos de ausencia”, Adrián Blanco hace presente una idea rectora: el vacío es un contenedor. Esta idea de comenzar un proyecto de investigación en torno al dibujo y sus posibilidades de bidimensionalidad y tridimensionalidad.

2) El arte contemporáneo debe encarnar ese significado. Para Adrián existe un juego entre lo visible y lo no visible. La ausencia como archivo que contiene un potencial de significado que puede observar en todos los estudios, desde las piedras que desprenden su perímetro para señalar las fracturas, a los pequeños volúmenes de resina y la hoja de oro que funcionan en sentido contrario; en el uso de sombras como símbolos que destruyen y construyen por medio de capas cada dibujo; así como en sus estrategias latentes de desaparición o entrecruzamiento de lo bidimensional y lo tridimensional.

3) Una propuesta de arte en la actualidad de un entramado crítico. Los trabajos aquí presentes siempre se construyen en los silencios, en el que se generan entre los procesos tanto morales como conceptuales. Haciendo un oxímoron, el trabajo del artista se refleja en cuantos de se que se nutre: las ideas de Boris Groys, Junichiro Tanizaki o Jorge Luis Borges; al igual que con la obra de artistas como Roberth Smithson, Joseph Beuys y Cildo Meireles por mencionar algunos. Adrián es un conversador del silencio.

Luis Calvo Zanbria