Una idea sobre el Diseño editorial
Ricardo Huitrón
El diseño editorial es una de las áreas del diseño gráfico que implica e integra el conocimiento y manejo de varias materias-herramientas propias de la disciplina como lo son la maquetación, la tipografía y la impresión principalmente.
El diseño editorial es un oficio milenario, dentro de las primera forma para la manufactura de los libros está el manual que consistía en utilizar la caligrafía para transcribir las ideas en las páginas, este procedimiento implicaba mucho tiempo para obtener un solo ejemplar, otro método que también se utilizó fue la xilografía, esta consistía en utilizar bloques de madera con el texto grabado por reproducir; sin embargo, la durabilidad de los clichés era corta, ya que se estropeaban por la presión que se ejercía sobre estos para lograr la transferencia al sustrato.
La producción prolífica de publicaciones editoriales se dio a partir de mediados del siglo XV con, la imprenta, el perfeccionamiento que John Gutemberg realizó en la forma de imprimir, el cual consistió en utilizar el metal para fundir tipos móviles, esta técnica sustituyó definitivamente a los procesos anteriores. Posteriormente apareció la linotipia y a esta le siguió el offset, sistemas de impresión que permitieron la reproducción masiva de ideas impresas.
Así fue cómo el mundo se encaminó hacia la alfabetización.
El quehacer del diseño editorial implica un proceso de trabajo en el cual se deben seguir ciertos pasos para lograr su cometido.
El primer paso por realizar antes de iniciar un proyecto editorial consiste en entender los requerimientos y los elementos que conformarán la pieza: textos e imágenes, efectuar la lectura de los textos y analizar la gráfica con la que se trabajará.
Así es como se genera el aspecto medular del proyecto.
El siguiente paso tiene que ver con el dominio de las dimensiones comerciales del papel para planear una idea editorial, las tres denominaciones más comunes de pliegos son: carta (57×87), carta rebasado (61×90) y oficio (70×95), la unidad para medirlos es el centímetro. Tener presente dichas superficies no sólo nos permite definir el formato de una publicación (media carta, carta, oficio, etc.), sino también nos ayuda a aprovechar el material al máximo, organizar el número de páginas en múltiplos de cuatro, reservar el área en la que van las guías y la pinza del papel que utilizará el prensista para llevar a cabo la impresión.
Una vez definido nuestro espacio de trabajo el tercer paso consiste en definir la retícula, esta definirá la caja tipográfica, donde se plantean divisiones verticales columnas y horizontales, filas, y se forman módulos en los que se dispondrá el contenido, los textos y las imágenes que deben aparecer en una publicación; en este punto utilizaremos el tipómetro, regla graduada en picas, unidad preferente por los editoriales ortodoxos para desarrollar el diseño; dicho procedimiento se realiza de forma análoga sobre papel utilizando, escuadras, lápiz y goma para desplegar el trazo. Los métodos reticulares van desde los más tradicionales y complejos, hasta aquellos que son más simples.
Con la retícula se procede a producir otro instrumento fundamental: el layout, con este término se denomina al boceto que muestra la composición de la información de cada una de las páginas que contendrá la publicación, una forma de construirlo es con el pliego seleccionando, se dobla hasta obtener diciséis páginas, y se repite la acción hasta completar el número total de páginas que formarán la publicación.
Una vez visualizado el proyecto en el bosquejo, se retoma la retícula, la cual se puede trabajar de manera digital para dar paso a la selección de la tipografía, otro punto medular del diseño editorial.
Para este tema es imprescindible saber sobre clasificación tipográfica, anatomía de la tipografía, familia, fuente, cuerpo tipográfico, leading, kerning y tracking entre muchos otros conceptos.
Todo esto nos permitirá encontrar opciones adecuadas para nuestro proyecto. Las pruebas tipográficas consisten en hacer impresiones para analizar las tipologías seleccionadas, los puntajes, el factor tipográfico y la mancha tipográfica.
Con dicho análisis se definen los estilos de párrafo (texto, títulos, subtítulos, citas, etc.), utilizar estas herramientas permitirá que la diagramación sea rápida y cuando haya que hacer ajustes estos se aplicarán de forma automática.
Con el tipo seleccionado, editaremos nuestra rejilla base y se generarán los módulos, estos espacios nos permitirán colocar cada elemento en su lugar y marcar un ritmo en la presentación del contenido, a esta tarea se le denomina diagramación, en esta parte siempre será importante realizar el número de impresiones necesarias para revisar y corregir los textos y el diseño.
A todo lo anterior se suma el trabajo interdisciplinario ya que el equipo puede integrar a autores, correctores de estilo, ilustradores, fotógrafos, entre muchos otros.
Una vez concluido y aprobado el diseño editorial, se prepara el documento para el envío a la impresión. En esta etapa, denominada como pre-prensa, se compagina el documento, se revisan los rebases, el modo de color de las imágenes, el número de tintas, la separación, la sobre impresión, entre otras características previamente dialogadas y establecidas en común acuerdo con el proveedor de impresión.
Vean el camino que toma una idea a una comunicación impresa.