No Natura
Roberto Rugerio
Si el oxígeno revitaliza tu cuerpo y tu cerebro, y una sombra te cobija en la contemplación, es gracias a las plantas y a los árboles. Precisamente estos constituyen la materia creativa de Roberto Rugerio.
Una amplia filosofía domina la obra plástica de Roberto, donde destacan dos esencias: la primera reside en la sensibilidad y compromiso humano del explorador de la naturaleza, que la contempla en el detalle; la toca para entender su forma caprichosa, pero perfecta, y disfruta el color y el aroma.
En su deambular se confronta con la selva de concreto. Su aguda mirada advierte en el ambiente la agonía de minúsculas expresiones de materia viva que luchan por sobrevivir y reclaman el espacio que un día les fue arrebatado.
Este encuentro desnuda la sensibilidad del artista, quien decide proteger, abogar, denunciar y hablar en nombre de la naturaleza. Aquí se detona el segundo componente: la tarea principal de su quehacer artístico se vuelca en hacer una vasta colección de aquello que se ha convertido en un desecho. Si es verde, mucho mejor, para reafirmar como lo artificial se contrapone con lo natural.
La idea rectriz se concentra en la composición de las piezas, siempre a manera de catarsis. Construye una metáfora que resignifica a los objetos. Ejecuta esta tarea sin perder el acento lúdico que el artista acompaña con una sonrisa irónica.
A partir de hoy, para los alumnos y colegas de Roberto, la pregunta permanente será ¿para qué sirve el arte?
Para Roberto, la convivencia entre el arte y la naturaleza no es una moda del artificio, es una declaración de forma de vida. Con esta visión su obra plástica nos da cuenta del servicio del arte.
Gracias, Roberto, por enseñarnos a sembrar. No importa lo que cada quien siembre y lo que esto signifique para cada uno.
Ricardo Huitrón



